CAMINO DE SANTIAGO ETAPA 7 Y 8

Portomarín - Arzua 51km
Arzua - Santiago 39 km

Como estas etapas fueron bastante cortas he decidido ponerlas en la misma entrada. Estas etapas no son excesivamente duras, en cambio son auténticas rompe piernas, es decir, muchos valles y ríos que hay que subir y bajar, volver a subir y volver a bajar, así hasta unos 10 Km. de Santiago que la cosa se hace más llana. Pero antes de nada quiero comenzar con una reflexión:

Al llegar a Galicia y sobre todo ya en la zona de Portomarín si empieza a ver el lado oscuro del Camino de Santiago. Os preguntaréis que quiero decir con el lado oscuro, pues os lo voy a explicar. No se exactamente a cuantos kilómetros de Santiago hay que empezar para ganarse el jubileo y el perdón de los pecados, lo desconozco y me importa un pepino, pero el caso es que debía de ser por la zona entre la etapa 6 y 7. A mi no me importa desde donde hay que salir para hacer el mínimo número de kilómetros para llegar a Santiago y ganarnos el diplomita del jubileo, pero se ve que hay mucha gente que si que le importa, que lo único que quiere el trozo de papel que diga que ha hecho el camino de santiago, que digo yo, para eso ve a confesarte y por lo menos te ahorras las ampollas no? Lo que quiero decir con esta tempestad de palabras es que se empiezan a ver autobuses de turistas, mucha gente que hace el camino en coche, otros que van con coches de apoyo, grupos de escolares, albergues llenos, grupos de turistas a los cuales tanta manía les tengo...... el camino empezó a perder el encanto que había podido disfrutar por las llanuras de Castilla. Después de haber visto a gente que no podía doblar las rodillas, gente vomitando por el camino, gente tumbada a los lados de la carretera del cansancio.... como podía mirar a la cara a toda esta gente que hacía el camino, en mi opinión, por que es algo "in" o por que esta de moda o por un trozo de papel. El camino lleva intrínsecamente sufrimiento, compañerismo, paisajes, ganas de abandonar.... no el simple hecho de hacerlo para ganarse el jubileo y que nos den el diploma para colgarlo en el salón de casa. Ahora mismo no recuerdo donde tengo mi credencial que acredita que he hecho el camino de santiago, ni me importa, ya que yo se que lo he hecho, que he sufrido, que me he divertido, que he reído, que he llorado y que he conseguido lo que me he propuesto. Si alguien ha hecho el camino desde el la zona que comento que no se lo tome a mal, ya que también se que hay gente que por otras razones no puede hacer el camino entero y opta por empezar desde Galicia.

Volviendo a las etapas, destacar que después de Portomarín estaba el puerto de Palas de Rei, que por el camino es bastante duro, pero la bajada se agradece mucho por carretera asfaltada, lo que hace posible quitarse bastantes kilómetros sin pedalear. Una de las paradas que hicimos fue en Melide, para ir a la famosa pulpería Ezequiel. Tiene tres calderos (como se ve en la imagen de arriba) donde únicamente cuecen pulpos y luego un par de personas los trocean. En la cola que se forma hay mucha gente del pueblo que va con sus cazuelas y se lleva el pulpo troceado a casa. Se paga el pulpo y luego te sientas en una mesa y pides la bebida, por separado. Estaba muy bueno, pero la gente que trabajaba en el local era bastante maleducada. No si será por que he trabajado en la hostelería y se como "se debería tratar al cliente", pero de la forma que lo hacían aquí no.

Llegamos a Arzúa a eso de las 5 de la tarde pero yo no podía más literalmente. Cogimos una pensión, me tumbe en la cama y me dormí una siesta bastante larga. Al día siguiente, ya con fuerzas renovadas y con la ilusión de estar a unos 40 Km. de Santiago, ni las cuestas nos paraban ni en las bajadas parábamos de pedalear. A pesar de ser una etapa bastante rompe piernas, no había nada que nos hiciese parar, hasta que finalmente llegamos al Monte do Gozo, desde donde pudimos ver las torres de la Catedral.

De ahí hasta la plaza del Obradoiro donde se encuentra la Catedral un paseo, pensando en la entrada triunfal que íbamos a hacer en la plaza del Obradoiro, donde nos recibiría la imponente fachada barroca de la catedral de Santiago, el Hostal de los Reyes Católicos y los cientos de peregrinos que acababan de llegar.