TURISMO COMUNITARIO

Últimamente parece que se está empezando a poner de moda, o al menos a tener más protagonismo, lo que se conoce como Turismo Comunitario. Y es que en la actualidad, muchos países aún preservan pueblos indígenas y comunidades locales con índices de pobreza bastante elevados que subsisten, en gran medida, gracias a los productos que les proporciona la tierra.

Muchos de esos países, por otra parte, son destinos turísticos consolidados o donde el turismo se encuentra en proceso de crecimiento con el consecuente impacto económico que ello conlleva. Ahora bien, ¿en qué medida dicho impacto económico repercute positivamente a estos pueblos indígenas y comunidades locales?

Varios países centro y sudamericanos con importantes niveles de pobreza y gran cantidad de pueblos indígenas, conscientes de esta realidad, han ideado el Turismo Comunitario; que es un modelo de desarrollo turístico sostenible que pretende repercutir positivamente en términos económicos y de creación de empleo en las comunidades locales, preservar el entorno y la cultura, y maximizar el efecto multiplicador del turismo. Todo ello gracias a la incorporación de la comunidad local al sector turístico.

Pero, más allá de esta bonita definición ¿cómo se pone en práctica? ¿es una mera declaración de intenciones? No. Detrás del Turismo Comunitario existen inversiones, de ciertos bancos que aportan fondos, para llevar a cabo determinados proyectos turísticos en los que se involucra a la población local y que, en algunos casos, cuando los proyectos se consolidan, la explotación pasa a manos de la comunidad local.

No obstante, ¿en qué medida este tipo de proyectos tiene efectos multiplicadores en la economía local? Algunas fuentes ponen de manifiesto que el impacto real del Turismo Comunitario sobre el territorio aún es limitado y no se consiguen los efectos multiplicadores deseados. En muchas ocasiones, estos proyectos no son capaces de generar un impacto que vaya más allá de las personas que trabajen en un determinado proyecto y de crear una industria turística complementaria que, a la larga, pueda llegar a convertirse en un complemento de las actividades que desarrolla la población local y en un modo nuevo modo de vida.

Cuanto mayor capacidad tenga un proyecto para nutrirse de los productos alimenticios locales, la artesanía, etc., en definitiva, de la “cadena de valor” de la comunidad; y para generar otro tipo de empresas turísticas, se podrá decir que el Turismo Comunitario tiene un efecto multiplicador real sobre el territorio.

Actividades y empresas turísticas que, además de los fondos de los grandes bancos, igualmente utilizan la fórmula de financiación de los microcréditos. No obstante, en ambos casos, el hecho de poner los recursos financieros encima de la mesa no es garantía de éxito “empresarial”. Hay que tener en cuenta la cualificación laboral de la población de las comunidades locales que, desafortunadamente, no es la más adecuada en atención al cliente, idiomas, uso de tecnología, etc. Por ello, la asistencia técnica a este tipo de proyectos es un elemento muy importante, cuyas consecuencias serán positivas en el largo plazo en términos de calidad en la atención al cliente y competitividad turística y empresarial.

Se han tomado como referencia las publicaciones del Banco Mundial “En breve – Responsible Tourism Series”, números 146 y 145.