CAMINO DE SANTIAGO ETAPA 4

ASTORGA - PONFERRADA 54 km

No pudimos salir como de costumbre a las 8 de la mañana ya que tenía un pequeño problema con mis cambios y no conseguía poner el plato pequeño, por lo tanto no pudimos salir hasta las 10 de la mañana. Era indispensable arreglarlo ya que empezaba la montaña y sin plato pequeño, pues no iba a poder. Al final una tontería de un tornillo y adelante. Ya empezábamos la montaña con su primer puerto. Esta vez no hubo pájaras ni nada, solamente ganas de llegar a la cruz de ferro que significaba coronar el puerto. Hasta Rabanal del Camino, bonito pueblo de montaña con casas de piedra con tejados de pizarra, la pendiente era pequeña, que poco a poco se podía hacer bien.

En Rabanal paramos y comimos un bocadillo de tortilla y unas rabas muy ricas, cogimos una piedra para dejarla más adelante en la cruz de ferro como manda la tradición y empezamos a subir las magnificas montañas de la región del Bierzo. En mi caso, todo el rato por camino, conseguí coronar el puerto y llegar a la cruz de ferro lo que para mí fue el mejor momento de todo el viaje, el cual significó que si había sido capaz de llegar hasta allí, nada iba a impedirme llegar a Santiago de Compostela.

Una vez en la cruz, dejamos la piedra que habíamos cogido y seguimos aumentando la montaña que se ha creado de piedras que la gente deja. Además llevamos una pegatina de los biznietos de celedon, la cuadrilla de blusas a la que pertenecemos mi amigo y yo, dejándola pegada junto con el resto "cosas" que le gente iba dejando. En este lugar ya se empezaba a ver a la gente que hacía el camino en coches, y la sensación de verles y verte te daba orgullo, ya que lo que ellos hacían en un coche de manera cómoda, tu lo estabas haciendo con tus piernas y sufrimiento. Empezamos el descenso del puerto por un paisaje montañoso impresionante, donde los pueblos cada vez se volvían en pueblos mágicos de montaña de una belleza difícil de describir, como el Acebo, que si me dicen que estoy en el Valle de Aran o en los Alpes, pues me lo hubiese creído.

Pasamos por Manjarín donde hay un albergue templario cuyo dueño vive como lo hacían los caballeros templarios antiguamente.

Seguimos bajando por el camino y cada vez se hacía más difícil el descenso debido a las piedras, pero a la vez más divertido. Finalmente decidimos acabar el descenso por carretera hasta Ponferrada, donde parar para ver el pueblo, ya que tenía muchas ganas de conocerlo. Antes de llegar a Ponferrada se encuentra Molinaseca, un pueblo del estilo al Acebo pero un poco más grande, pero de una preciosidad sin límites también.

En Ponferrada llegamos al Albergue, que por cierto era enorme, y no tuvimos problemas para conseguir una litera para pasar la noche. Nos instalamos y fuimos a buscar un zapatero para que arreglara las alforjas de Rubio, ya que con el roce de los radios de las ruedas se estaban rajando. De ahí fuimos a ver el Castillo de Ponferrada, antiguo cuartel general de los caballeros Templarios en la zona, y a tomar unos vinos del Bierzo y unas tapas. De ahí a cenar en el albergue donde conocimos a una pareja Bilbaína que nos los fuimos encontrando a lo largo de los días que nos quedaban. Mañana nos espera la ascensión a O Cebreiro, la etapa más dura del camino...