CARCASSONNE

Declarado en 1997 Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, nos encontramos ante una de las ciudadelas amuralladas más grandes del mundo. Previamente al famoso castillo medieval, este enclave estuvo ocupado por otros pueblos, como los galos o los romanos, hasta que en el siglo XIII, en plena edad media, empieza a adquirir importancia. Importancia debida a que Simon de Montfort anexiona este castillo a los dominios reales, todo ello con motivo de la "Cruzada Albigense" (o cátara). Esta cruzada, con iniciativa real y del papa Inocencio III, buscaba acabar con los cátaros, unos monjes llegados de Europa Oriental con una doctrina diferente al catolicismo, quienes habían contado con bastantes apoyos y simpatías en el sur de Francia (Languedoc y Provenza). Los Condes de Tolosa (actual Toulousse) les dieron protección, e incluso en alguna ocasión la Corona de Aragón les apoyó en campañas militares contra las tropas francesas que querían exterminarlos.

Los Franceses los tildaron de herejes y no pararon hasta acabar con todos y cada uno de estos buenos hombres, como también ellos se denominaban. Retomando Carcassonne, esta ciudad amurallada fue establecida por Simon de Montfort como base de operaciones para la Cruzada y la Inquisición, donde se torturaron a los cátaros para que dijesen la "verdad"; de hecho, aún existe un curioso museo de la tortura donde se pueden ver las técnicas que utilizaban para arrancarles las confesiones.

Lo que realmente impresiona de este recinto amurallado es la magnitud de la construcción, donde un doble anillo de murallas rodea las calles, la catedral, los palacios e incluso el castillo donde vivían los señores de la ciudad. Este sistema defensivo hizo de esta plaza un lugar prácticamente inexpugnable.

El excepcional estado de conservación, la singularidad y las historias que rodean este lugar han hecho de Carcassonne, uno de los atractivos turísticos más importantes de toda Francia.